De vez en cuando en este blog toca escribir sobre Perl, uno de los lenguajes que usamos en nuestro trabajo, en mi caso el que más uso la verdad.
Voy a traducir y resumir https://two-wrongs.com/why-perl , porque creo que plasma mi experiencia bastante bien [en negrita mis comentarios]:
"A veces me preguntan porqué uso tanto el Perl. No soy acaso fan de los lenguajes fuertemente tipados? Sí. Pídeme que escriba algo que sepa a ciencia cierta que se convertirá en un gran sistema y elegiré un lenguaje fuertemente tipado sin duda [...]. Pero la mayor parte de lo que escribo nunca se convertirá en un gran sistema. Esto es lo que Perl hace bien:
- Está instalado por defecto en todas partes y no necesito ser superusuario para ejecutarlo.
- Con mucha disciplina, los scripts Perl pueden escalar hasta construir sistemas grandes y complejos.
- Sé que un script Perl que escriba hoy funcionará sin cambios en 10 años, sobre todo si me limito a importar módulos core.
- Perl puede reemplazar en la práctica a cualquier lenguaje shell, aunque combina muy bien con bucles bash.
- Perl tiene una sintaxis core relativamente pequeña, flexible y extensible.
Estos requerimientos están ordenados por prioridad, siendo el primero el más importante. Cuando quiero hacer un prototipo rápidamente no quiero que mi primera tarea sea 'Primero instala el ambiente ...'. Como los prototipos suelen usarse más allá de lo que inicialmente pensamos, es importante que sea posible escribir software en ese lenguaje que se pueda mantener y que funcione mientras haya personas interesadas en usarlo.
Perl es único en cuanto a estas condiciones. La siguiente tabla resume otras alternativas que he probado al menos un mes, donde los asteriscos marcan condiciones que se cumplen de manera incompleta:
"
En general estoy bastante de acuerdo con esta carta de presentación del lenguaje. Creo que el principal problema de Perl es que su extrema flexibilidad permite escribir programas que pueden ser difíciles de leer por otros, queda en tu mano documentar y estructurar bien el código para que eso no ocurra,
Bruno